Las problemáticas que pueden surgir si no se realiza una buena higiene o no se realiza periódicamente son: infecciones, hongos, úlceras, llagas, erupciones, eccemas en la piel y mal olor. Lo recomendable sería una ducha todos los días, especialmente si el paciente está encamado, utiliza pañales, etc.
Una buena higiene incluye el lavado de la piel, pelo, boca y dientes, orejas, uñas y zonas genital y anal. Puede resultar complicado y difícil realizar una higiene completa a diario (sobretodo si no se dispone de ayuda en casa) es por ello que se recomienda una ducha rápida a diario y como mínimo se debe realizar lavado de cara, manos, zona genital y anal diariamente.
Hay unos principios generales básicos que se deben tener en cuenta y aplicar cuando haces la higiene al usuario, y son los siguientes:
Evita las distracciones: Céntrate en la tarea, no pierdas de vista a la persona en ningún momento y, en la medida de lo posible, implica a la persona en la misma. Recuerda que es esencial tratar de mantener la autonomía de la persona.
Respeta la privacidad y mantén la comodidad del usuario durante todo el proceso. Piensa que el momento de la higiene es como un ritual, y se tiene que realizar en un espacio privado. Pregunta al usuario si se siente cómodo y si necesita algo en caso de que no lo hayas intuido antes.
Respeta el orden de lavado establecido: Siempre se empieza desde la cabeza hacia los pies, dejando sólo descubierta la zona a lavar.
Utiliza los imprescindibles para la higiene: Higiene diaria con agua tibia, jabón neutro y aclarado.
Comprueba que la temperatura sea la adecuada: Evita las corrientes dentro de la habitación y el enfriamiento del paciente. Para ello, siempre que estemos realizando el aseo del paciente, debemos cubrir la zona donde no estamos realizando el aseo. También es importante que la temperatura del paciente se encuentre entre 22º-24º grados y que la del agua aproximadamente esté entre 36º y 38º. De todas formas, pregunta al paciente cómo prefiere la temperatura.
Trata con delicadeza: Realiza los masajes suaves y sin friccionar para evitar lesiones en la piel prestando especial atención a los pliegues cutáneos. La piel de los mayores es muy frágil.
Observa la piel y las mucosas: Valora el estado de la piel y las mucosas al realizar la higiene. Nos dan muchas pistas sobre la salud del usuario y lo podemos reportar al médico y a la familia.
Observa, detecta e informa anomalías: Especialmente en la zona genital y perianal. Presta especial atención en el secado de toda la zona, especialmente en pacientes portadores de colectores o cateterismos.
Establece una rutina diaria en el baño: Establecer rutinas diarias ayuda a las personas mayores a sentirse más seguras. De esta forma se sienten que está todo bajo control y se encuentran en su zona de confort.
El protocolo de higiene general que seguimos con un usuario es el siguiente:
La preparación
Saludar e informar al usuario de lo que vamos a hacer para favorecer su colaboración en la medida que le sea posible. Respetar su intimidad cerrando la puerta de la habitación. Nos aseguramos de que no hay corrientes de aire y que la temperatura es la adecuada, aproximadamente a unos 36ºC.
Antes de empezar la higiene nos aseguramos que contamos con los Materiales necesarios de trabajo, que son: guantes de vinilo y el uniforme de trabajo (bata blanca), así como los zapatos adecuados (prohibido tacones).
Preparar todo el material y nos lo dejamos a mano para trabajar bien. Necesitamos:
1. Una cuña
2. Dos palanganas con agua templada – una para lavar y otra para aclarar
3. Una manopla para el cuerpo y una esponja jabonosa para la parte genital
4. Jabón neutro, toallas y crema hidratante y un protector para no mojar la cama
5. También tendremos a mano la ropa limpia que le pondremos a la persona cuidada como también para cambiar la cama. -La preparación de la ropa, siempre y cuándo la persona tenga la capacidad de poder expresarse, se puede hacer contando con ella ya que debemos ofrecer una atención centrada en la persona y es básico para que la persona se sienta bien atendida.
El proceso
Nos lavamos las manos y nos colocamos los guantes, mientras tanto mantendremos al paciente tapado. Durante todo el tiempo que dure la higiene el paciente sólo deberá tener destapadas aquellas zonas donde se está haciendo la higiene. Esto quiere decir que realizaremos la higiene por zonas, las cuales iremos limpiando y secando para ir tapando a la vez.
Empezamos la higiene ofreciendo al paciente la cuña por si desea miccionar.
Mojamos la manopla y empezamos la higiene. Primero lavamos cara, orejas y cuello y secamos. En toda la higiene después del secado aplicaremos crema hidratante si la necesita y seremos muy meticulosos en la inspección de la piel para detectar posibles úlceras, eccemas o heridas.
Descubrimos los brazos y la mitad del tronco hasta el pubis.
Empezamos a lavar el brazo desde la mano hasta la axila, continuando con la mitad del tronco y secamos, y así con la otra parte del cuerpo: brazo y tronco.
Colocamos al usuario en posición decúbito lateral derecho e izquierdo para poder lavar la espalda y secarla. Es importante que si el paciente puede colaborar en algunas maniobras lo haga. Esto beneficia que su musculatura se fortalezca.
Colocamos ahora al paciente en posición decúbito supino y colocarle la parte superior del pijama.
Destapamos las piernas hasta el pubis y lavar desde los muslos hasta los pies. Es aconsejable que el paciente pueda meter los pies en una palangana, de esta manera se puede hacer una buena higiene entre los dedos y facilitar así después el corte de las uñas.
Procedemos a realizar la higiene de los genitales. Antes de esto, cambiaremos el agua de las dos palanganas. El proceso se especifica en el siguiente apartado.
Hidratamos la piel con crema haciendo hincapié en zonas de riesgo por presión, especialmente en zonas como talones, sacro, orejas y la cara interna de las rodillas
El protocolo para hacer un buen lavado genital en hombres es el siguiente:
La zona de los genitales es la única zona que queda desnuda.
Antes de lavar retiramos los restos de residuos orgánicos.
Lavamos los genitales con agua tibia y jabón PH Neutro. Debido a que el PH de esta zona es diferente al resto del cuerpo y hay personas que tienen la piel muy sensible.
Retiramos el prepucio y limpiamos la zona del glande.
Seguimos en la zona perianal.
Retiramos el jabón y secamos, suavemente y con delicadeza.
Al acabar cubrimos el glande bajando el prepucio y terminamos de secar. Seca la zona con compresas o una toalla especial para la zona (no utilices esta toalla para secar otras zonas del cuerpo) y utiliza ropa interior de algodón.
Se puede aplicar talco para evitar la aparición de hongos. Comprobar, pero, que el usuario no sea alérgico.
El protocolo para hacer un buen lavado genital en mujeres es el siguiente:
Tendremos sólo desnuda la zona de los genitales.
Antes de lavar retiramos los restos de residuos orgánicos.
Se lavan los genitales con agua tibia y jabón PH Neutro. Debido a que el PH de esta zona es diferente al resto del cuerpo y hay personas que tienen la piel muy sensible.
Separamos los labios mayores. Lavaremos los genitales, siempre de delante hacia atrás y de dentro a fuera, Se separan los labios mayores y los menores, se hace una buena higiene. Es muy importante hacerlo así para evitar las infecciones vaginales.
Continuamos con la zona anal. Retiramos el jabón con agua abundante (sería importante utilizar una jarra de agua para hacer un buen aclarado de la zona).
Finalmente secamos siempre en la misma dirección señalada anteriormente, acabando con la zona perianal.
Después de la higiene proporcionaremos la ropa adecuada y ayudaremos o vestiremos al paciente.
Protocolo para hacer un lavado de cabeza en un paciente encamado
Para un buen lavado de cabeza los materiales que necesitamos son:
Champú con un PH neutro.
Una toalla.
Una jarra (para echar agua y poder aclarar el pelo).
Una bolsa de plástico grande.
Un protector de colchón.
El protocolo a seguir para hacer el lavado de cabeza es el siguiente:
Colocamos el paciente en hiperextensión en la parte superior de la cama.
Si no tenemos un lava-cabezas, colocamos una bolsa de plástico debajo de la cabeza del usuario, sujetándola con un toalla enrollada alrededor del cuello del paciente.
Ponemos el otro extremo de la bolsa en una palangana haciendo de canal.
Mojamos con agua tibia (hacemos servir la jarra), ponemos el champú y hacemos masajes en el cuero cabelludo, enjuagamos y repetimos la operación.
Secamos con una toalla y después con el secador.
Acondicionamos al paciente.
Puntos a reforzar durante el lavado de cabeza:
Evitamos mojar la cama y la cambiamos si es necesario.
Protegemos los oídos del usuario durante el lavado.
Actuamos con rapidez para evitar que el paciente se canse ya que es una posición muy incómoda para él.
Para evitar enfermedades como la gingivitis es esencial realizar una buena higiene bucodental.
Es imprescindible realizarla después de cada comida y si la persona cuidada tiene prótesis, lavarla bien, secarla, y volver a colocársela.
Pasos a seguir:
Colocamos el paciente en posición en decúbito lateral o con la cabeza inclinada según las posibilidades
Colocamos una toalla debajo de la barbilla.
Giramos la cabeza del usuario hacia nosotros y colocamos una palangana.
Pedimos a la persona si es capaz de realizarlo por sí misma, que lo haga ella. Hay que potenciar su autonomía en todo momento. Corregir los hábitos si fuese necesario.
Humedecemos el cepillo y aplicamos la pasta de dientes y colocamos pegado a las encías. Se realizan movimientos rotatorios haciendo una especie de barrido desde las encías hasta los dientes con la finalidad de sacar todos los residuos entre dientes y encías. Este movimiento se hace en grupo de dos y tres dientes.
Repetimos la misma operación colocando el cepillo en la parte interior de los dientes. No cepillar en dirección horizontal ya que es más agresivo para las encías.
Limpiamos las superficies mordedoras de atrás hacia delante con pasadas cortas. No olvidar el cepillado lingual.
Completamos con la limpieza interproximal mediante el uso de sedas o cintas dentales suaves.
Finalmente, secamos los labios y aplicamos hidratante labial para evitar irritaciones.
Supervisamos el estado de las mucosas y la aparición de heridas, placas u otras lesiones.
Puntos a reforzar durante la higiene bucal:
No hacer demasiada fricción para no lesionar las encías.
Evitar provocar náuseas.
Tener mucha cuidado con el enjuague para evitar la broncoaspiración.
Hay dos tipos de incontinencia:
La incontinencia urinaria es uno de los síndromes geriátricos más comunes en a vejez. Consiste en la pérdida involuntaria de orina. Es un problema higiénico, social y psíquico que influye en la actividad cuotidiana de la persona y reduce su calidad de vida. Ese trastorno aumenta con la edad, la dependencia física y cognitiva. Las causas más frecuentes son debidas a cambios fisiológicos en el trato urinario.
2. La incontinencia fecal es menos común pero es un trastorno que disminuye enormemente la calidad de vida de una persona y provoca un aislamiento mayor. La causa más común es debido a la diarrea y al estreñimiento. También hay enfermedades cómo la demencia, trastornos neurológicos y la diabetes.
Cuando una persona padece incontinencia el cambio de pañales y la higiene genital tienen que hacerse a menudo.
El protocolo para hacer los cambios de ropa de cama del usuario encamado es el siguiente
Enrollar la sábana sucia y la funda del colchón si fuera necesario hacia el centro de la cama.
Colocar la funda nueva y la sábana bajera limpias enrollándose una sobre otra hacia el centro de la cama, fijando las esquinas.
Colocamos la entremetida y el pañal si fuera necesario siguiendo la misma técnica.
Girar al usuario hacia el lado limpio, retirando la ropa sucia, y estirando la funda, sábana, entremetida y pañal para no dejar arrugas.
Colocar a la persona boca arriba.
Poner ropa limpia (camisón, pijama, bata, calcetines….).
Colocar la sábana encimera limpia, retirando la sucia.
Remeter debajo del colchón las sábanas y doblar las esquinas.
Poner la almohada con su funda limpia.